En mi opinión, vivimos en una sociedad dirigida por una mayoría de envilecidos intelectualmente cegados por la perspectiva inmediata de ver satisfechos sus propios intereses materiales e individuales, sin principios ni objetivos reales para el bien común.
Os incito encarecidamente a no depender de la vida política, sino todo lo contrario, que la política sea la que dependa directamente de nosotros. A no esperar impasibles a que todo se solucione. Simplemente, a no conformaros con un estado de "medioestar" ni con esta situación de mala gestión administrativa.
¿Las armas para ello? La información (bien interpretada), la educación,
el diálogo, el simple interés o la indispensable formación necesaria. No olvidéis que se nos debe solvencia y eficacia.